El Bernischen
Historichen Museum posee
una sala
dedicada a mostrar
la vida, pasión y muerte de San
Vicente Mártir
en unos preciosos tapices. Estas
son
cuatro
telas que presentan 18
escenas, divididas
en dos de cinco y dos más con cuatro, realizadas por el humanista
Heinrich Wölfli en 1515 en Bruselas. La
actual catedral protestante de Berna está dedicada
a San
Vicente Mártir,
título que se le dio cuando antes
de la Reforma
era católica y este
hecho no cambió.
Hasta allí llegó muy pronto la fama del martirio y muerte del joven
diácono Vicente, arraigando su devoción y culto fuertemente.
El Consejo
de la Ciudad de Berna le
tomó por santo patrón y la catedral, del siglo XV, fue bautizada
como «des heiligen Vinzenz». Las paredes de su coro gótico fueron
revestidas por
estos
cuatro enormes tapices, en los que se representa la vida del santo
desde su nacimiento en tierras aragonesas hasta su muerte en
Valencia. Con
los cruentos sucesos de las guerras de religión los
de Berna no destruyeron los tapices de san Vicente, sino que, dado su
valor artístico, decidieron ingresarlos en el Bernischen Historichen
Museum. Las medidas de los tapices son de 159 por 500 centímetros y
sus hilaturas son de lana y seda.