La basílica
de San Vincenzo In Galliano está situada en una colina de Cantú y es el más
importante edificio altomedieval de la Lombardía junto con el anejo baptisterio
de San Juan. Se halla en una zona que ya fue habitada por pueblos célticos y con
la evangelización de la zona en el siglo IV se convirtió en un núcleo
importante de población que se amplió en los siglos VI y VII. Un hito
importante en la historia del conjunto se produjo con la llegada de Ariberto Da
Intimiano cuando fue nombrado custodio de la basílica y se encargó de realizar
en el año 1007 la renovación total del edificio, la realización de sus
frescos y su consagración a San Vicente.
Pero en el siglo XII asistimos a la decadencia del conjunto debido a las
convulsiones políticas de la época llegando a ser la basílica utilizada como
almacén y siendo adquirida por ciudadanos privados en el año 1801. La propiedad
de la basílica pasó en el siglo XIX por manos de muchas familias nobles
decidiendo el Comune di Cantú a principios del siglo XX su adquisición para
iniciar una fase de restauración completa. Es por ello que el año 1986 se abrió
definitivamente al culto.
En cuanto a
sus tesoros artísticos decir que los frescos de la basílica constituyen el
ciclo más importante de la época otoniana de la Italia septentrional habiendo
sido un autor desconocido el encargado por Ariberto para ejecutarla con trazos
bizantinos. En la parte superior de los
frescos nos encontramos a Cristo envuelto en la mandorla o almendra mística y rodeado
de ángeles y profetas para pasar al hemiciclo inferior ya con los frescos
relacionados con el martirio de San Vicente. Así se suceden tres escenas con su
fustigamiento, con su colocación en las brasas y con el lanzamiento del cuerpo
y su sepultura, siendo estas las imágenes más antiguas en que se le representa.
A la derecha de San Vicente encontramos la custodia de la Eucaristía y a su
izquierda un personaje con un brazo que se dirige al redentor y que alguien
identificó con San Adeodato. Más a la derecha encontramos a Ariberto en la
escena simbólica de entregar la basílica y todo ello rodeado por una abundancia
de animales acuáticos, pájaros, frutos y hojas de acanto. Ya en la pared derecha nos encontramos con
escenas de la historia de Sansón y de la vida de San Cristóbal. En la pared
izquierda tenemos en primer lugar una representación de la narración bíblica de
Adán y Eva con las escenas de la creación, la toma del fruto prohibido y su
caída al mundo terrenal. En segundo lugar aparece una escena bíblica y en
tercer lugar escenas de la vida de San Margarita de Antioquia con la conquista
por su belleza al prefecto Olibrio, sus encuentros con el demonio con forma de
dragón, las tentativas de hacerla caer en el pecado y su decapitación. Sobre la
entrada de la cripta encontramos una escena de la Virgen con el niño y los
santos Miguel, Pedro, Pablo, San Vicente con hábito, San Ambrosio y San
Adeodato. Por último encontramos en la parte izquierda de la contrafachada una
escena en que aparece un arzobispo acompañado de diácono y subdiácono, y en la
parte derecha Maria Magdalena, Verónica, Santa Úrsula y San Primo. Respecto al
Baptisterio de San Juan se cree que Ariberto lo construyó como ampliación de
San Vincenzo, aunque algunos creen que su datación es anterior.