La Saint Vincent Tournante (o rotatoria) es una parte esencial de la larga e
ilustre tradición del vino y de la festividad de los viticultores de Borgoña. En
esta celebración un gran espectáculo de pancartas y banderas da la oportunidad
de participar en un evento que es de gran importancia simbólica para la
comunidad de la viticultura de la región. Borgoña cuenta en la actualidad con ochenta hermandades vicentinas como fraternidades de ayuda mutua creada para ayudar
a los viticultores a obtener la asistencia de sus vecinos en momentos de
necesidad por estar enfermos o no poder cultivar sus viñedos. Originalmente fueron
creadas en la Edad Media como un conjunto de sociedades fraternas bajo los
auspicios de la Iglesia. Cada hermandad estaba bajo la protección de su propio
santo patrón que le llevaba en procesión por la hermandad del portador. Cada pueblo del vino tiene un festival de San
Vicente el 22 de enero. Algunas son pequeñas fiestas íntimas y otras son
espléndidas celebraciones en las que todos los visitantes en el pueblo ese día
serán invitados. Fiel a la naturaleza intrínseca de Borgoña, cada celebración a
San Vicente tiene su propio carácter especial en cada pueblo. En este día la
estatua de San Vicente se transfiere de la familia que preside la cooperativa
de San Vicente el año anterior a la familia recientemente designada para el
próximo año. Los miembros de las familias se reúnen luego para una gran fiesta
en la que se sacrifica un cerdo de matanza para la ocasión.
Esta combinación, con una mezcla de finalidad social y pasión religiosa
decayó con el paso del tiempo hasta la década de los años 30 del S.XX a pesar
de que sus ceremonias estaban llenas de colorido por las túnicas de color rojo
intenso. En ese momento pocos pueblos organizaban más que el asado de cerdo y la
preparación de cubas de vino para beber. Consciente del valor de estas
tradiciones para la cohesión social, así como para comercializar la imagen del
vino de Borgoña, la CONFRERIE des Chevaliers du Tastevin revivió la fiesta de
Saint Vincent que se consolidó con la celebración de la Misa, la Junta general
de la hermandad y la procesión. Se organizó la primera Saint-Vincent Tournante completamente
restaurada en Chambolle-Musigny en 1938. Esta fiesta fue un impulso a la
organización de las distintas celebraciones de San Vicente en cada pueblo que
raramente tenían una población de más de un millar de almas. El movimiento
creció y, desde entonces, un pueblo vitícola distinto acoge la fiesta de San
Vicente de bienvenida cada año y a la que acuden asociaciones de ayuda mutua de
todo Borgoña. El motivo de que se llame “tournante” (rotatoria) es porque tiene
lugar cada año en un pueblo distinto de las regiones de Borgoña, el Yonne,
Saône-et-Loire o de la Côte d'Or. En esta fiesta, enólogos y personas se reúnen
para celebrar el santo patrón de los viticultores. Fue en enero el momento
propicio para que la celebración se llevara a cabo ya que es cuando la vid
requiere menos trabajo. Grupos de voluntarios confeccionan miles de flores de
papel y decoran la ciudad o pueblo para simbolizar el primer signo de la
primavera. Fruto de ese impulso decir que en 1938 había seis cofradías en la
procesión de San Vicente, fueron cincuenta y tres en 1965 y ya en 2003, más de
setenta, recibiendo desde hace algunos años alrededor de 100.000 visitantes de
toda Europa.