El busto relicario que representa a San Vicente en la
iglesia de San Pedro el Viejo de Huesca fue realizado a fines del S.XV por
mandato del entonces prior Juan Cortés. Sería en el año 1588 cuando Pedro
Mendoza la pintaría. El objeto fue realizado utilizando cobre repujado y latón
dorado para darle un cierto aire gótico aunque se tratase de una pieza
esencialmente renacentista. Este se convertiría por tanto en el busto relicario
más antiguo de Huesca y muestra un receptáculo en su pecho para el alojamiento
de la reliquia correspondiente.