Ya hemos dicho que la Iglesia de San Vicente de Braga es uno de los edificios más valiosos que en el país luso se dedica a San Vicente. En ella se encuentra esta curiosa pintura que representa a nuestro santo y del que desconocemos su autor. Se caracteriza por un San Vicente casi niño que porta una palma y, cómo no, un cuervo y barco por tratarse de una pintura portuguesa.
Esta iglesia se encuentra en la zona alta de la ciudad, alejada del centro histórico, muy cerca del Asilo de San José y está declarada por las autoridades portuguesas como Inmueble de Interés Público (IPP). El templo actual fue construido a mediados del siglo XVII pero se han encontrado dos lápidas de origen visigodo que demuestran que en este lugar ya había una iglesia desde el siglo VII. En su construcción intervinieron arquitectos tan notables como Manuel Fernandes da Silva, André Soares y Carlos Amarante, bajo el patrocinio de los arzobispos Rodrigo de Moura Teles y Gaspar de Bragança. La fachada muestra la transición del manierismo al barroco; en la zona superior hay una hornacina donde se halla la escultura de San Vicente Mártir, flanqueada por las imágenes de dos ángeles, uno a cada lado, y sobre él la cruz y atributos pontificales. Sobre la portada hay una representación escultórica del bautismo de Cristo. Tiene una alta torre campanario, situada a los pies del templo. En el interior hay grandes paneles de azulejos que revisten las paredes y representan la historia y el martirio de San Vicente.