Considerado uno de
los pintores portugueses más importantes de la primera mitad del siglo XVII, con
obra documentada entre 1610-1641, André Reinoso ejecutó un conjunto de pinturas
destinadas a la decoración de varios espacios de la catedral de Lamego en tiempos del episcopado de D. Martim Afonso Mexia (1614-1620), D. João Coutinho
(1626-1635) y, eventualmente, de D. Miguel de Portugal (1636-1643). En este
óleo sobre tela la figura de bulto de San Vicente destaca sobre el fondo
paisajístico y se advierte una especial preocupación por la elegancia en el
modelado de los tejidos y una mirada mística del santo que dirige sus ojos al
cielo con un colorido luminoso y cálido influenciado por el naturalismo
sevillano.