viernes, 20 de septiembre de 2013

La curiosa historia de la escultura de la hornacina de la iglesia de Sant Vicenç de Llançá.

La iglesia de Sant Vicenç de Llançà es mencionada entre los dominios del monasterio de San Pedro de Rodes en la donación hecha en el año 974 por el Conde Gausfredo de Ampurias Peralada, confirmándose por el papa Benedicto VI en una epístola al abad Hildesindo, al rey Lotario en el año 982 y en una epístola del papa Juan XV en el año 990. La antigua iglesia románica estaba emplazada justo al lado de la antigua torre campanario que persiste en pie y que era la única parte que se ha conservado de aquella. Esta torre fue restaurada en el año 1988 y se destina en su interior a una exposición permanente de fotografías antiguas. Mediante una escalera interior se puede acceder al piso superior un contemplar un panorama de la villa que llega hasta el mar. Existe un documento inédito que proviene del abad de San Pedro de Rodes en el año 1391 en el que se ordenaba que los acusados de blasfemar fueran expuestos a la vergüenza pública en las escaleras de la iglesia “ Ara oyats ques mana la dita cort de part de dit senyor abat que noy aja nanguna persona, de qualsevol condisió sia, qui gos renegar nostre senyor Deu i la verge Maria ni los altres sants ni santes de nostra senyor, ni jurar daquells envanament ni desordenada de Deu ni de la verge Maria ni del altres sants sots pena per quisquana daquestas coses a quiscun quil contrari fará de estar a la escala devant la porta de la esglea de dit lloch …”. Pero las buenas cosechas de vino y aceite y el menosprecio creciente contra el arte románico fueron la causa del derribo del templo anterior y la decisión de construir una iglesia nueva. Sus antiguos sillares se utilizaron en la construcción de la iglesia nueva como en tantos otros casos de analfabetismo histórico. También cabe decir que al remover el terreno aparecieron restos de sepulcros que debieron tratarse del cementerio que se situaba al lado de la iglesia medieval.

Esta iglesia nueva esta en el lado sudoeste de la plaza mayor y a muy poco distancia de la torre campanario medieval mencionada. Es un edificio grande construido entre los años 1690 y el 1765 aproximadamente al cual se adosa una gran torre gótica en su lado de levante. Existe una cuestión digna de mencionar en la escultura que corona majestuosa el dintel de la puerta de la nueva iglesia. Y es que al escultor Domenec Fita se le dio absoluta libertad creadora y es un reflejo auténtico de la personalidad de su autor. Aunque estaba limitado por el tema, el tamaño y la perspectiva pues la obra iba a ocupar la hornacina tantos años desierta y debía armonizar con la gran escalinata, la portada, los orlas y las molduras, las columnas y los capiteles del conjunto barroco, creó un San Vicente lejos de todo convencionalismo, moderno en la concepción y en la ejecución con piedra de Gerona pero sin utilizar como se hacía antes el punzón y la escarpa sino las nuevas técnicas del disco y la radial. El resultado no es una copia mimética del barroco sino lo que equivaldría al barroco de nuestro siglo. Este nuevo San Vicente une la piedra de los clásicos y las técnicas del progreso, la fe del ayer con las incógnitas del hoy y en fin el arte del pasado y aquel que busca el futuro, portando la rueda y la parrilla como elementos iconográficos más reconocibles.