Entre los discípulos de Joan de Joanes que mayor renombre alcanzaron, se sitúa Miguel Joan Porta, natural de Àger (Lérida), que debió pasar a Valencia y formarse con el maestro a partir del 1560 pues ya en 1569 contrataba trabajos evocando el estilo de aquél como descubre el San Miguel del Llibre del Mustasaf que realiza aquel año para el Ayuntamiento de Valencia. Este gran óleo sobre tabla de los Santos Vicentes que se halla en el Museo de Bellas Artes procedente de la Iglesia de la Compañía de Valencia, puede considerarse de Miguel Joan Porta por responder a su estilo antes que al de Joanes, con quien durante algún tiempo la historiografía pretendió relacionarla. Sus modelos desde luego son joanescos así como la concepción del espacio sugerido por disposición de las baldosas del suelo, pero no así la resolución del fondo pues en lugar de representar un paisaje fantástico con ruinas a la manera de Joanes prefiere una vista de la ciudad de Valencia desde el Plá del Real. En esta se distinguen sus murallas y otras construcciones fácilmente identificables e incluye un imaginario horizonte marino en último término como si de una extensión de la Albufera se tratara para representar las perdidas naves que milagrosamente regresaron a puerto por premonición del santo dominico.