Actualmente, la festividad de San Vicente se vive en Colmenar del Arroyo asociada a la redención que el Santo y el humo de los tomillos ejercieron sobre una peste que afectó gravemente a esta población. Aunque no se ha constatado cronológicamente el hipotético año en que esta epidemia tuvo lugar, la creencia es que, durante un tiempo al atardecer, los vecinos quemaban tomillos y retamas para aliviar el hedor que se había adueñado de las calles. El 22 de enero se celebra una Misa y procesión donde los colmenareños llevan a hombros a San Vicente hasta el punto más alto de la localidad, llamado Alto del Cerrillo. El párroco hace una solemne bendición al pueblo desde ese punto en el que estuvo emplazado el antiguo pueblo que fue sustituido por el actual. Los fastos comienzan la víspera con la quema de tomillos a las puertas de los hogares que previamente habrán sido recogidos en las dehesas del municipio durante la tarde. Durante horas el pueblo se cubre por una agradable neblina con el aroma que desprenden los tomillos al quemarse. Los colmenareños aprovechan así las ascuas que deja la quema de los tomillos para reunirse a su alrededor y acompañarse de familiares y amigos.
viernes, 9 de diciembre de 2011
La antigua iglesia de San Vicente de Colmenar del Arroyo en Madrid.
De la antigua Iglesia de San Vicente de Colmenar del Arroyo del S.XII sólo queda la espadaña de una sola pared donde se pueden ver los huecos de las campanas que llamaban a Misa a los lugareños. Los restos de esta antigua edificación se hallan integrados dentro de los muros del cementerio. En tiempos fue importante el lugar pues su jurisdicción llegaba hasta El Escorial. Al desplazarse el pueblo al lugar que hoy ocupa, la Iglesia de San Vicente quedaba lejos y era ya muy vieja, hacía aguas y había que tenerla apuntalada, teniendo dificultades la población en asistir a misa y a los actos del culto. Hasta el día de la inauguración de la nueva iglesia, el 8 de Diciembre de 1.615, los colmenareños fueron fieles a sus citas con el antiguo templo.