
Desde finales del siglo XVII está documentada la celebración de la fiesta del Santo con una misa y procesión a las que precedían el día anterior una hoguera o luminaria en la plazuela que recordaba el martirio del Santo y siendo esta un costumbre muy extendida por toda Castilla. La pila bautismal que tenía se conserva en la actualidad en el atrio de la iglesia de San Miguel y existen elementos góticos, barrocos y neoclásicos como consecuencia de las sucesivas renovaciones. Muchas alhajas de la iglesia debieron ser saqueadas y desaparecieron también en la guerra de la Independencia. Pero todo este pasado esplendor declinó en el año 1902 cuando un Obispo suprimió todas las parroquias de Almazán excepto la de San Pedro y Santa María y dejó a San Vicente como un templo filial del primero. Hasta la Guerra Civil siguió abierta al culto pero cuando el Servicio Nacional del Trigo precisó el edificio como granero se utilizó de una forma tan burda que no se protegieron las obras artísticas que allí existían por lo que se deterioraron y desaparecieron. Así, respecto del arte mueble y ajuar de la iglesia no se conserva casi nada aunque los libros nos remiten a un pasado brillante y nos dan información de numerosas obras de arte que adquirió el templo. Finalmente en la década de los sesenta se abandonó definitivamente el edificio y la ruina se adueñó de este. Hoy se ha recuperado afortunadamente para la historia de Almazán como sede de un aula de cultura, al igual que la antigua Iglesia de San Vicente de Toledo, que fue inaugurada el 27 de julio de 1990 descubriéndose la placa de honor de dicha obra en presencia de gran parte del vecindario de la villa.