La iglesia de San Vicente Mártir de Villar de Fallaves destaca por su gran valor artístico. Construida entre los siglos XIII y XVI, domina en ella el estilo gótico aunque una parte importante de la misma corresponde a la portada, construida ya en el gusto plateresco. Hay que resaltar de esta la Cruz de la Orden de San Juan de Malta, que corona la portada, así como un pretil de claraboyas. Este es su edificio más destacado, con tres naves de ladrillo. El muro sur, el más antiguo, presenta un remate en forma de pretil de claraboyas y unas puertas góticas, en cuyo alto campea la cruz de la orden de San Juan. Los cuerpos altos de la torre contienen parejas de ventanas y coronación de gárgolas, antepecho y candeleros del Renacimiento. También del Renacimiento era la rica techumbre del coro. Pero lo más importante es su retablo mayor, realizado con madera de nogal, que presenta relieves de la Pasión, de los apóstoles, de Moisés y David y de varios santos. La torre se enmarca en el Renacimiento, con refuerzos de columnas en sus esquinas.
La rehabilitación en el año 2006 del edificio, tras el derrumbe que acabó con una buena parte de la misma en los años sesenta, comenzó con el derribo de la nave de uralita construida provisionalmente para sustituir al viejo templo y que presentaba estado de ruina. Así, se cubrió una pequeña parte de lo que fue la antigua iglesia para recuperar la cabecera, la sacristía gótica y la torre. La antigua portada ha quedado fuera del templo para integrarse en el entorno como parte de la plaza, lo que le da un aspecto ciertamente mágico. Adjuntamos una magnífica vista aérea.
La rehabilitación en el año 2006 del edificio, tras el derrumbe que acabó con una buena parte de la misma en los años sesenta, comenzó con el derribo de la nave de uralita construida provisionalmente para sustituir al viejo templo y que presentaba estado de ruina. Así, se cubrió una pequeña parte de lo que fue la antigua iglesia para recuperar la cabecera, la sacristía gótica y la torre. La antigua portada ha quedado fuera del templo para integrarse en el entorno como parte de la plaza, lo que le da un aspecto ciertamente mágico. Adjuntamos una magnífica vista aérea.