viernes, 31 de julio de 2009

Las Iglesias paleocristianas y de época visigoda del tiempo posterior a S.Vicente.


Ninguna de las Iglesias paleocristianas que hubo en su tiempo se conserva en pie ya que en algunos casos fueron destruidas, en otros se edificó sobre ellas o simplemente por haber sido abandonadas. Estas construcciones respondían fundamentalmente a la planta basilical de tradición romana de una o tres naves comunicadas entre si por columnas o canceles de separación. Entre sus tipos podemos distinguir las basílicas episcopales como son las de Barcino, la de Tarraco que fue edificada sobre la arena de su circo romano en el siglo IV y en la que sufrió martirio San Fructuoso, la basílica funeraria de Segóbriga del siglo V, la iglesia martirial de Emporión, la Basílica martirial de Santa Eulalia en Emérita Augusta y la Basílica de Valentia de finales del siglo V que tuvo una planta basilical de tres naves con ábside semicircular resaltado con contrafuertes exteriores. En su interior hubieron arcos entre potentes columnas y casetones dorados. También tuvo dos salas contrapuestas a los laterales de los ábsides, siendo la nave occidental un baptisterio y la oriental de planta de cruz que fue el posible mausoleo martirial de San Vicente.
Siguiendo con las diversas tipologías también encontramos pequeñas basílicas de ábside resaltado como fue la de los Aljezares, de ábside contrapuesto como la de Casa Herrera en Mérida y las que existieron en las islas baleares que tuvieron una notable influencia oriental y del mosaico bizantino. Ya en la época visigoda se van introduciendo elementos nuevos como fueron la creación de la planta en forma de cruz, la utilización de arcos de herradura para los ventanales, la acusada división interna entre el altar o presbiterio y el resto de la nave donde se sitúan los fieles divididos según su sexo y colocados según su jerarquía social. Estos espacios se separaban por cancelas de madera o piedra muy decoradas.
Como otros elementos destacamos los baptisterios, que podían situarse en el interior de las basílicas, unidos a ella o incluso en edificios aislados como influencia norditaliana. Respecto a las pilas bautismales las tenemos en forma de cruz en Baleares, cuadradas de influencia gala, rectangulares ,que son las más frecuentes en Lusitania y la Cartaginensis ,y cilíndricas. Los mosaicos de suelo son propios de la zona mediterránea, como en la Basílica de Ilici, llamada popularmente sinagoga, donde hay abundancia de dibujos geométricos, inscripciones en griego y una escena relativa al círculo de Jonás. Del siglo IV es el mosaico sepulcral paleocristiano de la Boatella de Valencia. En pintura se conservan pocos restos aunque debieron tener mucha difusión y se han encontrado restos de estucos en basílicas de Toledo y Cataluña. La decoración escultórica se concentraba en capiteles, pilastras, placas esculpidas y tablas de altar, nichos y sarcófagos decorados. La cerámica continuaba la tradición de terra sigilata romana, aunque la decoración se adapta a temáticas cristianas. También son interesantes los bronces y la orfebrería relacionadas con la iluminación, los utensilios de ajuar funerario y las piezas de uso litúrgico que van a ir adoptando con el tiempo formas cada vez más evolucionadas.