Este frontal de altar del S.XIII procedente de la Iglesia de San Vicente de Treserra está dedicado a San Vicente diácono y muestra, en la parte central, una representación entronizada del santo que adopta los modos característicos de la majestad de Cristo, sentado en un trono con los pies descalzos y haciendo con la mano derecha la señal de la bendición y sosteniendo con la izquierda el libro sagrado. La pintura, de 97x116 cm, tenía una función divulgativa mientras que en los espacios laterales podemos ver las escenas más representativas de su vida y martirio, organizadas de izquierda a derecha y de arriba abajo; la predicación del santo al pueblo, San Vicente conducido a juicio, el martirio del santo, mientras un ángel baja del cielo y, finalmente, su muerte. La riqueza decorativa de este frontal es remarcable. Comparte tanto la técnica decorativa como las fórmulas estilísticas y aspectos iconográficos de influencia bizantina propia de las comarcas noroccidentales de Cataluña, ya hacia Huesca. Por lo que respecta a la técnica, utiliza el relieve en estuco, la pintura al temple, la madera y el estaño, de manera que se obtiene una riqueza decorativa que recuerda la magnificencia de la orfebrería aunque con materiales artesanales . Su autoría ha sido vinculada por los historiadores con un taller que pudo ubicarse en la Catedral de Roda de Isábena.
Pero una circunstancia ajena a su calidad artística ha hecho que esta obra haya sido controvertida. El hecho es que la iglesia de la que procedía y otras iglesias de la zona fronteriza entre Aragón y Cataluña dejaron de pertenecer al obispado de Lleida en el año 1995 y se adscribieron al de Barbastro-Monzón. Por ello el frontal permanece "en depósito", junto con 113 obras de arte conocidas como “bienes de la Franja”, en el Museo Diocesano de Lérida en espera de su retorno a la diócesis a la cual pertenece la iglesia. Esta situación fue denunciada por la Santa Sede pero en Lérida no parecen dispuestos a cumplimentarla.
Pero una circunstancia ajena a su calidad artística ha hecho que esta obra haya sido controvertida. El hecho es que la iglesia de la que procedía y otras iglesias de la zona fronteriza entre Aragón y Cataluña dejaron de pertenecer al obispado de Lleida en el año 1995 y se adscribieron al de Barbastro-Monzón. Por ello el frontal permanece "en depósito", junto con 113 obras de arte conocidas como “bienes de la Franja”, en el Museo Diocesano de Lérida en espera de su retorno a la diócesis a la cual pertenece la iglesia. Esta situación fue denunciada por la Santa Sede pero en Lérida no parecen dispuestos a cumplimentarla.
