Los orígenes de la parroquia de san Vicente de O Grove son situables en el siglo IV. Está acompañada de una necrópolis, la “ciudad de los muertos” que, orientada a Poniente y asociada a un ara a los dioses viales y a la deidad local Deverius (S.III-IV). El enclave arqueológico fue ocupado por un complejo conjunto cristiano. Una pequeña iglesia basilical, de una nave y cabecera rectangular, de los siglos V al VII, galaico-germánica, tal vez suévica. La iglesia está acompañada de un intenso cementerio con diez niveles. Los inferiores son de fosas abiertas en la arena, con paredillas de lajas y tégulas y cubiertas de lajas graníticas, en forma de “bañera”, sin ajuar de viático y armas, y orientadas Oeste-Este, indicativos de su condición de cementerio cristiano. La iglesia con el cementerio estaban protegidos por un muro, como dique de protección del mar y una torre defensiva. Con un largo uso de unos 1400 años, perduró hasta el traslado al actual emplazamiento del templo parroquial.
El nuevo templo fue construido en un altozano seguro, por los maestros Serrapio, comenzado en 1770. Situada en la misma playa de Carreiro, se trasladó más tarde, concretamente en 1771 en un altozano seguro. Puede extrañar el traslado de la iglesia a un lugar tan alejado de los núcleos de población pero lo cierto es que se acercó a las casas de los parroquianos, quienes a partir de ese momento podían ver el edificio desde allí y se acercó a la casa rectoral, construida unos años antes a escasos metros de la actual iglesia. Su planta es rectangular y la capilla mayor de crucería de simple diagonal. Las únicas notas decorativas están dadas por el jambaje barroco de la portada y la suntuosa balconada del coro, con arquillos laterales. La torre se yergue en el centro de la fachada y esta es una buena muestra del “Barroco compostelano de placas”, llamando la atención su bóveda de plementería nervada.