El escultor Pere Johan recorrió más de 1000 kilómetros por España
para obtener el mejor alabastro posible para el retablo mayor de la Seo de
Zaragoza (1435-1445), y las piezas que esculpió en madera fueron
sustituidas tres décadas más tarde por módulos de alabastro
esculpidos por otros artistas, dado que se consideraba que este
material pétreo era mucho más dúctil y dulce a la vista que su
antecesor, e incluso teológicamente más apropiado. En el banco se
encuentran cuatro escenas de la vida de santos aragoneses, son: el
martirio de San Lorenzo en la parrilla; el milagro de la endemoniada
ante el relicario de San Valero en la Seo; San Valero y San Vicente
interrogados por el prefecto Daciano en Valencia; y el abandono del
cuerpo de San Vicente en las afueras de Valencia. Entre ellas se
encuentran tres nichos destinados a albergar los magníficos
bustos-relicarios de San Valero, san Vicente y San Lorenzo, donadas
por Benedicto XIII. Están realizados en plata y esmalte.