jueves, 29 de octubre de 2009

La estatua de San Vicente , en el miradouro de Santa Luzia sobre el Tajo de Lisboa.


Una espectacular estatua que muestra una magnífica figura de San Vicente se halla vigilante sobre la ciudad de Lisboa y guarda entre sus brazos los símbolos de su leyenda: el barco y los cuervos. Esta magnífica pieza se halla localizada como una aparición emergente en la Calle de Santa Lucía (Largo de Santa Luzia) en la confluencia con el Largo Da Portas da Sol y justo al lado del precioso mirador sobre el Río Tajo (Miradouro de Santa Luzia) y el Museo de las Artes Decorativas. La calle , en su tranquilo entorno, se atraviesa por los raíles del tranvía en un barrio eminentemente popular desde el que se divisa la Iglesia de San Vicente de Fora y que es propicio a albergar animadas fiestas populares. Esta escultura de San Vicente fue inicialmente elaborada sobre un molde por el escultor Raúl Xavier en el año 1949 y fue pasada a mármol de Estremoz en 1965 y terminada en 1966 por el cantero Etelvino Verissimo Pedro y por la empresa Pedro y Pires. Además fue exhibida en la Exposición del Mundo Portugués y su tamaño es poco mayor que el tamaño natural.
Su escultor y autor inicial, Raúl Xavier, nació en la ex-colonia portuguesa de Macao en el año 1894 y fue discípulo del escultor Costa Mota. Durante su carrera desarrolló una obra escultórica de corte clásico marcada por la serenidad y por la limpieza de sus formas, habiéndose dedicado especialmente al retrato en estatuas y bustos. Falleció en el año 1964. El pedestal o plinto de la pieza que nos ocupa contiene el nombre del santo y estuvo realizada con material calcáreo de Lioz y fue proyectada por su hijo el arquitecto Luís Xavier. Inicialmente estuvo destinada para ser colocada en el atrio de los Paços do Concelho pero con posterioridad se señaló el indicado lugar aledaño a la Iglesia de San Vicente de Fora para su colocación, aconteciendo su inauguración el 25 de octubre de 1970. Esta blanca escultura destaca por la elegancia de sus formas y la serenidad de la mirada de nuestro santo que porta en su mano derecha la palma del martirio y en su mano izquierda el barco con los cuervos que se incorporaron históricamente al escudo de la ciudad lisboeta. Su dalmática de diácono presenta volúmenes ondeantes que dan a la pieza un aspecto casi atlético.