lunes, 31 de agosto de 2009

La común advocación de San Vicente y San Anastasio del mismo 22 de Enero.


El motivo de este artículo es el de dar a conocer que San Vicente comparte en muchas ocasiones su culto , fundamentalmente en Italia, con el del mártir San Anastasio, que fue un monje persa que decapitado el 22 de Enero del año 628 , la misma fecha en distinto año de la muerte de San Vicente.
Magundat, que era el nombre persa del santo, había sido instruido en la magia por su padre Han y formaba parte del ejército del rey Cósroes, monarca que se llevó la Cruz de Jesucristo a Persia en tiempos del saqueo de Jerusalén del año 614. Tanta curiosidad le provocaba el hecho de que los cristianos venerasen la cruz, instrumento de muerte y suplicio, que empezó a instruirse acerca de la religión cristiana. Las verdades de la fe le impresionaron de tal modo que abandonó el ejército y se retiró a Hierápolis, donde se formó y pudo admirar el valor de los mártires cuyos sufrimientos estaban representados en las imágenes de las iglesias. Se trasladó luego a Jerusalén donde, además de bautizarse y adoptar el nombre de Anastasio (”el resucitado”), ingresó en el convento en que, en el año 621, recibiría el hábito monacal. Movido por el deseo de dar su vida por Cristo, tras siete años del más estricto retiro, se trasladó a Cesarea de Palestina que estaba bajo el dominio persa. Allí atacó audazmente los ritos y supersticiones de la religión de sus paisanos que él mismo practicó alguna vez, razón por la cual fue aprehendido y llevado ante el Gobernador Marzabanes, quien le expuso a crueles torturas y le condenó a ser encadenado a un criminal y a transportar piedras. Anastasio podía haber sido perdonado por el juez si hubiese abjurado de su fe pero no lo hizo. Entonces fue trasladado a Betsaloe de Asiria para comparecer ante el rey; éste ordenó apalearlo y macerarlo hasta los huesos y, finalmente, estrangularlo y decapitarlo en su presencia al igual que a otros 68 prisioneros cristianos más. Su cuerpo decapitado fue arrojado a los perros pero éstos ni siquiera lo tocaron, por lo que los cristianos pudieron recuperarlo y darle sepultura en el cercano Monasterio de San Sergio. La cabeza y reliquias de San Anastasio fueron depositadas en la Abadía de las Tres Fuentes en Roma, y a este mártir y a San Vicente se les conmemora el 22 de Enero teniendo relicarios en común.
Tres Iglesias de Roma y de sus alrededores están dedicadas a honrar juntamente la memoria de los dos mártires: la de Régola en Roma, que estuvo servida en otro tiempo por la cofradía de los cocineros y pasteleros; la Abadía de las Tres Fuentes (Tre Fontane) o Monasterio Acque Salviae, que se halla en la carretera de Ostia y que fue consagrada en el año 625 por Honorio I siendo un cenobio de clausura cisterciense cuyos monjes son trapenses.Además hay que decir que fue el lugar del martirio de San Pablo; y la majestuosa Iglesia con un espectacular interior , frescos y fachada que se halla frente a la Fontana de Trevi y a la que el Senado ofrecía cada cuatro años el día de la fiesta un Cáliz y cuatro candeleros. Esta era la antigua iglesia del Quirinal y actualmente sigue el rito Ortodoxo búlgaro. Algo importante a destacar es que cuando se produce la muerte de un Papa su cuerpo es entregado a los embalsamadores de este templo. Salvo que el Pontífice haya expresado lo contrario, el procedimiento exige que se le extraigan las vísceras, que son depositadas en urnas que se conservan en la cripta subterránea de esta Iglesia .Otras iglesias en Italia dedicadas a los dos santos conjuntamente son la de Cambiano , la benedictina y aislada Abadía de Amandola, la de Siena , que fue una antigua iglesia del S.XII y que se cedió a la Cofradía de la Contrada como su sede , la singular de señorial nave de Ascoli Piceno y preciosa portada de la cual mostramos una simulación si el Giotto hubiera pintado como estaba previsto los espacios de la fachada, Orroli, la de Villar Dora, la Colegiata de Rignano Flaminio, la de Monteobizzo que conserva su ábside del S.XII con enigmáticos relieves ,la de Varallo Pombia del S.XI en Novara, la de Capiago Intimiano, la de Stellanello , la de Semproniano , la de Ameglia y su precioso campanario, la de Frassinedolo di Busana , la de Olmo di Arezzo , la de Pieve Vergonte , la de Pieve de San Vincenzo di Ramiseto , la de Terenzo , la de Monestirolo , la de Galliera , la de Casali en Ussita, la de Sarola ,Rondissone , Caianello , Caregli , Finocchietto, San Anastasio en Lucca con su imponente campanario, Peraga que tiene dos blancas estatuas de los mártires persa y aragonés, y Lusignana, así como también las tienen en la Iglesia de San Pedro del Vaticano , estatuas realizadas por Francesco Pincellotti en el S.XVIII.
Pero también en España tenemos un ejemplo en que se celebra la común advocación en la localidad alavesa de Oyón y cuyo acto más destacado es el “revolcón del Katxi “. El primer dato documental que poseemos de su existencia data del año 1676 y ya se refleja en los libros de cuentas municipales de ese año correspondiente a las fiestas de enero en honor a los santos patronos San Vicente y San Anastasio y que seguirá apareciendo sucesivamente en años posteriores. Esta es la figura principal de los danzantes de Oyón y ,por un lado, debe poner orden en la gente que se agolpa alrededor del grupo para ver la danza y, por otro lado, deberá sufrir la humillación del Síndico, que ondeará la bandera de la villa por encima de su cuerpo mientras él da vueltas por el suelo ante la bella fachada plateresca de la Anunciación y del Excmo. Ayuntamiento de la villa, para demostrar también que no se doblega ante nada ni ante nadie. Su vestimenta es roja y verde. Cuando finaliza la ceremonia el Katxi se levanta y arroja su gorro a lo alto dando vítores a los santos. También se prepara una hoguera llamada los “marchos de San Vicente” en recuerdo de las que se prendían antaño para iluminar la localidad durante la gélida noche y tiene lugar la danza de los patronos o “jota de San Vicente” ante la que se detiene la Procesión. Mostramos fotografías de las procesiones de 1955,1999 , 2007 y del Retablo Mayor de la Iglesia de 1624.

martes, 18 de agosto de 2009

San Vicente Mártir en la homelética y literatura escrita de eras antiguas y medievales.


Uno de los factores que contribuyeron más decisivamente a la difusión del culto vicentino fue la profusión de los textos escritos que dieron a conocer su historia. Obviamente la primacía lo ostenta la llamada “Pasión de San Vicente “ ,Passio Sancti Vincentii ,que eran las actas de su martirio y que tenían gran mérito literario y fuerza argumental y que desaparecieron ya tempranamente en el siglo IV. Otras actas que las reprodujeron de algún modo fueron la Passio Brevior , otras más extensas del S.IX recogidas en la Anallecta Bolandiana y las de Enrique Flórez. Hacemos hincapié en la responsabilidad que tuvo la liturgia en este fenómeno pues acogió muy pronto el culto al santo de un modo singular. Entre otros textos difusores destacan los calendarios locales que eran el testimonio de valor más indiscutible pues recogía directamente la devoción popular. Por ello San Vicente figuró en casi todos los calendarios locales de la España romana y visigoda, desaparecidos casi todos ellos, y en los que destacaban los de Valencia, Zaragoza, los de las Catedrales de Sevilla y Córdoba y en los de otras iglesias que le tenían como titular. De los calendarios epigráficos solo queda el fragmentario de Carmona de los siglos VI y VII. El resto de los calendarios corresponden a época posterior y destaca la aparición de San Vicente el 22 de Enero en el Calendario de Córdoba del siglo IX de Arib Ben Said y Recemundo. En contraste con la escasez de calendarios hispánicos antiguos existen otros tantos extranjeros bien conservados como son el Filocaliano de Roma del siglo IV, el de “Polemius Silvius”, Obispo de Octodurum y que data del siglo V y el de Santa Catalina del Sinaí del siglo VII.
Siguen en importancia los martirologios , que se dividen en aquellos que se reducen a nombres colocados en fechas determinadas entre los que destaca el “Jeronimiano” de mediados del siglo V, y aquellos que contienen además detalles biográficos entre los que tenemos el de Beda , que data del siglo VIII, el de Floro de Lyon, Adon de Vienne y Usuardo del siglo IX y el Sixanario de Constantinopla y el Menoligio de Metafrastes del siglo X. Del martirologio escrito por el toledano Alonso de Villegas trataremos en un artículo posterior.
También los libros litúrgicos hispánicos de la Misa y del Oficio reflejaron grandemente la vitalidad de su culto en España. Por eso no extraña que la figura del Santo también se extendiese en el variado campo de la literatura cristiana de la cual destacan tres figuras cumbres. Precede a todos ellos Aurelio Prudencio, el poeta de Calahorra, quien en su Peristephanon o Libro de las Coronas le dedica veinticuatro versos del himno cuarto y los quinientos setenta y seis versos del himno quinto. Juan , Abad hasnoniense del S.IX , con sus versos leoninos rimados y también el Obispo San Paulino de Nola, desde la Campania italiana, recordaban a San Vicente en sus celebrados himnos hagiográficos. Culmina este triunvirato San Agustín, obispo de Hipona, en la Diócesis de la Cartaginense africana, que ,habiendo nacido tan solo cincuenta años después del martirio de San Vicente ,glosaba en sus sermones la grandeza y la fama del gran mártir Vicente.También San Ambrosio le glosa en sus sermones.
Otros autores destacados hasta el siglo XII son San Justo, Obispo de Urgel del siglo VI, Venancio Fortunato, Obispo de Poitiers, del siglo VII, San Eugenio, metropolitano de Toledo, del siglo VII, San Leandro en su sermón “cunctorum licet”, el Obispo Justiniano, San Braulio, el Papa San León el Magno, San Pedro Damián,San Avito , San Gregorio de Tours, Hildeberto de Tous, y Adam de San Víctor entre otros.
La famosa Leyenda Aúrea de Jacobo da Varazze del S.XIII (Santiago de la Vorágine) , es la colección de vidas de santos inspiradora de la más fecunda imaginería medieval , así como el Speculum Sanctorale de Bernardus Guidonis del mismo siglo y los Flos Sanctorum medievales . Ya con posterioridad destacan los sermones de San Vicente Ferrer, las Décadas del Cronista Gaspar Escolano y finalmente les Cobles y els Goigs como literatura popular cantada.